FAMILIA
un día en familia
Para este reportaje de fotos de familia aprovecharon que venían de vacaciones y que en Málaga se está muy a gustito y hace siempre un solecito estupendo. Venían nada menos que de Alemania a presentar al pequeño Elías a los amigos de aquí – los abuelos ya lo conocían, ¡cómo no! – y querían hacerse unas buenas fotos los cuatro juntos en familia.
«Mariel, es que les hacemos muchas fotos con el móvil, pero nunca van a salir igual de bien, y además al final siempre faltamos Katrin o yo en la foto y así no hay manera», me dijo Javi cuando contactó conmigo. Querían algo muy natural, súper espontáneo, sin ningún tipo de decorado ni artificio. Querían un auténtico momento en familia, así que planeamos una tarde en un parque y echamos la imaginación a volar.
No negaré que, aunque me lo pasé bomba, sudé la gota gorda, porque cuando haces un reportaje de fotos de familia donde todo tiene que ser espontáneo y en ningún momento debes proponer escenarios, la cosa suele ser maravillosamente intensa. Los niños son niños y corren y juegan y dan saltos y tú corres y juegas y das saltos con ellos con la cámara perfectamente preparada para hacer clic en el momento justo. Y así, claro, una hora más tarde ellos están frescos como una lechuga, con ganas de juerga infinita y aquí esta fotógrafa de momentos bonitos parece que viene de la guerra.
Pero es maravilloso, porque cuando los dejas ser sin intervenir, pasan cosas preciosas. Los niños pierden el interés en la novedad, que soy yo, y se concentran en lo importante, que es estar con sus padres, que a esas alturas también se han olvidado de que yo ando por ahí y le han perdido la timidez a la cámara.
Javi y Amalia – padre e hija – corriendo por ahí, descubriendo mundos interesantísimos por el parque mientras Katrin estaba pendiente de Elías, que aún es pequeño para correr con su hermana. Y yo asistiendo a la magia de lo cotidiano, que es tan especial como el día más especial. Porque somos como somos todos los días, no sólo los festivos, somos familia y nos queremos y acompañamos todo el tiempo. Cuando Amalia y Elías sean mayores podrán recordar aquel verano en Málaga, cuando sus padres los llevaron a un parque en el que nunca habían estado, y luego comieron en un kiosco y papá se reía muy fuerte.
Y por allí había una fotógrafa a la que apenas vieron porque estaban concentrados en pasarlo bien y ella en ser invisible para no molestar.