reportaje en málaga
merche y los suyos
Lo mío no es sólo ser fotógrafa de bodas. Me pirran en general los momentos especiales. Y por momentos especiales no me refiero únicamente a aquellos que se celebran con pompa y jarana, sino también a aquellos que se festejan en la intimidad, pequeños acontecimientos cotidianos como el que quiso Merche que preparáramos, viendo que sus «pollitos» estaban en esa edad en la que están a puntito de empezar con la timidez y, por consiguiente, dejar de ponerse contentos cuando ven una cámara.
Así que esta historia va de «un día en el parque». Una tarde, para ser más concretos, que por la tarde la luz de Málaga es para volverse locos de bonita. Cogimos nuestros bártulos y nos fuimos a esos rinconcitos mágicos que ya tenía yo seleccionados, rinconcitos donde el verano fuera amable con las flores y el calor nos dejara hacer un poco de magia.
Los niños son fantásticos, son pura luz y energía, tienen una risa que lo ilumina todo. Se apuntaban a todo tipo de juegos con entusiasmo y proponían otros sin dudarlo dos veces. Al principio, en general, a todo el mundo le cuesta un poco entrar en calor cuando toca posar delante de la cámara. A ellos no les pasó: desde el principio todo les pareció divertido y querían más. Y eso, amigos, es una delicia para un fotógrafo. Que podamos saltarnos el momento «vencer la timidez» y meternos de cabeza en el disfrute que proporciona hacerte unas fotos porque te ves guapo, porque estás en un momento fabuloso con tu familia, porque tus niños son ideales y quieres recordar esto para siempre. Eso es un lujazo que, en realidad, está muy al alcance de todos, pero no nos hemos dado cuenta. Qué bien que cada vez más nos pidáis este tipo de reportajes que, de verdad, serán de los que querréis enseñar a vuestros nietos. Qué lujazo poder colaborar en mantener ese recuerdo. Es la magia de la fotorafía.
¡Vivan los reportajes de momentos especiales! Ser fotógrafa de bodas me encanta, pero también estoy enamorada de estos reportajes más pequeños pero únicos.