postboda en málaga
leti & Ángel
Vamos a llamarlo postboda pero también podemos llamarlo sesión de pareja, fotos porque sí, porque nos sentimos guapos, porque nos queremos mucho, porque las fotos que nos hacemos con el móvil un día a lo tonto, jugando, no reflejan para nada lo que de verdad somos y hemos construido con tanto amor.
Los reportajes de postbodas son muy emocionantes: los novios han pasado los nervios de la boda, han vuelto de la luna de miel y aún con las mariposillas en el estómago y la risa del recuerdo del gran día quieren hacerse unas fotos chulas, las primeras como pareja legal consolidada, las primeras de la cotidianidad del matrimonio, yo qué sé, tienen una magia que no se puede explicar. Pero no esperéis a casaros para haceros un reportaje tan especial. Ni tampoco os conforméis con haceros una buenas fotos sólo el día de vuestra boda. Los recuerdos son algo precioso, lo más precioso, y no nos damos cuenta de que poco a poco se van diluyendo en el tiempo. Haceos fotos ahora que sois guapísimos, hacéoslas para congelar momentos, sensaciones, victorias, el aprendizaje del fracaso. Para recordar a vuestros mayores. Con vuestros pequeñuelos, que crecen en un pispás. Con vuestros objetos preferidos, con vuestro perro, con vuestro gato. En la casa de la abuela antes de que la vendan, en aquel árbol significativo en mitad del campo antes de que lo hagan urbanización. Si algo hemos aprendido en este año tan puñetero es que no queremos echar de menos y que si no tenemos más remedio que hacerlo, preferimos hacerlo con una sonrisa. Los recuerdos son esa sonrisa. Y mi trabajo es intentar hacerla perdurar.
Os cuento la historia de Ángel y Leti. Se casaron hace cinco años en una boda alucinante con sus amigos y familiares. Iban espectaculares – ellos son espectaculares – y fue un día increíble. Este verano pasaban por Málaga: un viaje un poco furtivo, como todos los pequeños viajes que se han hecho este 2020 y viajaban, aprovechando que no se han visto mucho, con la familia y con su peque Micaela. Para ellos, igual que para muchas familias, no ha sido un año fácil, pero no se rinden fácilmente y te reciben con una sonrisa y con toda la calidez. Y querían hacerse unas fotos, y fue un momento único que aprovecharon al máximo: Leti hizo dos cambios de vestuario, se había arreglado el pelo poniéndoselo de un color diferente, habían dejado a la peque con la abuela y los tíos y querían ser, una vez más, sólo ellos. Ellos en estado puro. Los «ellos» que son desde que se conocieron. Ahora son, junto con Micaela, un «nosotros» muy especial, pero también es bonito recordarse y dejarse ser los mismos gamberros que eran antes de ella. Y se quieren igual de bonito que siempre y, además, nos lo demuestran. Y tienen unas fotos de aquel viaje a Málaga en el que ella tenía el pelo rosa y él la barba más larga, un viaje en el que recargaron pilas y se hicieron fuertes para afrontar todo lo que pudiera o no llegar después. Pase lo que pase, esto ya no se lo podrá quitar nadie. Ni hoy, ni mañana, ni dentro de diez años. Y cuando Micaela sea mayor verá las fotos de sus padres el año aquel tan raro de la pandemia, pero sus padres sonreían porque eran invencibles.