Boda en málaga

Helena & Carlos

Helena y Carlos han sido los últimos novios de la temporada de bodas de 2018 y unos novios muy especiales. Malagueña y sevillano, son la combinación perfecta del saber celebrar las cosas con sabor.

Ella es el tipo de persona que siente los nervios propios del gran día pero se preocupa más por apaciguar con dulzura los de los demás antes que los suyos propios: en su casa, mientras se ponía guapa (guapísima), era la que se ocupaba de la agenda, de que todos nos sintiéramos cómodos, de que sus padres no se dispersaran con la emoción y se dejaran la cabeza en el cestito de las llaves.

La peinó Rebeca, de la Peluquería Vista Azul, con un recogido bajo que no se le movió en toda la boda, y la maquilló Silvia, de Mac, que le dio un toque natural resaltando sus ojos y la dejó preciosa. El vestido, con unas mangas de encaje para morir de lo bonitas y delicadas,  era de Rosa Clará, y las flores iban a cargo de las siempre inigualables chicas de El Jardín de Chloe, que le hicieron un ramo romántico en tonos blancos y rosados que era una maravilla.

Carlos decía que no estaba nervioso. Para nada. Mostraba serenidad y los días previos dejaba que Helena se ocupara de los últimos detalles. Pero cuando llegó el momento, por mucho que quisiera que no notáramos que empezaba a sentir el gusanillo, ¡a la cámara no le puedes mentir! Caminó por el pasillo de la iglesia del brazo de su madre orgulloso y feliz, sonriente y emocionado, y esperó a que Helena llegara hasta él para dar el sí  más importante de su vida.

Fue una ceremonia cercana, los novios habían organizado hasta el último detalle con ilusión y querían que cada momento contara: la música, los pajes, las damas de honor, la decoración, los testigos, las miradas cómplices, las palabras, la emoción. Cuando todo terminó y llegó el momento de relajarse y dejarse llevar por la fiesta, que se celebró en Hacienda La Biznaga, fueron los primeros en disfrutar a tope, pero siempre pendientes de que todo el mundo se sintiera cómodo y atendido. Helena y Carlos son una pareja dedicada a sus seres queridos.

Nos sentimos muy agradecidos de haber podido formar parte del día más especial de sus vidas, realizando el reportaje de fotos de su boda. Ser fotógrafo de bodas, ser testigo de momentos tan importantes, es algo que no tiene precio. Les deseamos toda la felicidad del mundo, y que todo el amor que ellos dan le sea devuelto mil veces. ¡Vivan los novios!

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