María & javi

Cuando María y yo nos reunimos por primera vez, un año antes de su boda, supe de inmediato que aquel iba a ser un día que nadie iba a olvidar. Pero cuando llegó el gran momento y conocí a Javi, entendí que tampoco yo lo olvidaría.

María y Javi, andaluza y gallego, hacen una pareja espectacular. Ella es toda luz y simpatía, y él tiene ese encanto tierno y sosegado de los tímidos. Juntos, son indestructibles. Ella, feliz y serena, disfrutó de cada momento del día, desde que empezó a prepararse en su casa, junto a su madre, hasta que le cerraron el último bar de Málaga, negándose en redondo a que la fiesta terminara después de acabar el baile. Él venció toda timidez la noche de antes, en la preboda, y en cuanto vio a María en la puerta de la iglesia, comenzando su paseo hacia él, todo residuo de tensión desapareció y desde ese momento sólo supo sonreír y apuntarse a todo baile, juego, travesura y emoción que se le plantó por delante.

El día fue perfecto. Ella llevaba un vestido maravilloso del diseñador Jesús Segado y un impresionante tocado de Sombrerería Bambary. De verdad os digo que estaba de quitar el aliento. Y me encantó que él se permitiera el capricho de no quitarse sus pulseras de cuerda de la muñeca, como complemento del chaqué, qué queréis que os diga, es importante sentirse uno mismo en cualquier momento.

Todo estaba lleno de detalles: los gaiteros a la salida de la Iglesia de San Agustín, el brindis con Estrella de Galicia al comienzo del cóctel, la tuna de la Facultad de Derecho abanderada por un muy emocionado padrino, la decoración siempre delicada de Lourdes Gordo, el increíble saber hacer y profesionalidad del personal de Palacio Monte Miramar y, como no, el sol tan fabuloso que lució.

Para mí fue un no parar de emociones, porque me hicieron sentir tan cómoda y tan una más que, claro, cuando eres una más ¡pues te apuntas a soltar una lagrimilla! Les deseo mil millones de años de felicidad y espero ser testigo de sus momentos más bonitos.