Necesito ver a gente feliz. Gente contenta, pasándoselo bien, abrazándose, riendo. Gente de verdad disfrutando sin miedo. Así que he rescatado fotos del baile de la boda y llevo un rato sonriendo, que falta me hacía. Y qué bien, oye, qué bien.

Para los fotógrafos de boda es quizá el bloque más complicado porque no quieres molestar a los que están bailando en la pista, ni hacerles sentir incómodos con tu cámara y tratas de pasar lo más desapercibido posible. La luz muchas veces no es la mejor porque estamos en interior y a menudo hay que ayudarse con el flash y los focos de colores de la discoteca son luego una auténtica pesadilla a la hora de editar. Pero el ambiente… El ambiente merece la pena.

Los invitados se han desmelenado: los nudos de las corbatas están ya flojos, las chaquetas se han quedado olvidadas en los respaldos de las sillas, las mujeres se han quitado los tacones y o bien bailan en manoletinas, o directamente descalzas. Musicalmente, el momento de la fiesta es la cosa más democrática del mundo. No tienes ni idea de bailar sevillanas pero ese día te vas a arrancar como si regentaras un tablao flamenco, odias el reguetón pero vas a mover el pandero como si no hubiera un mañana. Rafaella Carrá y Camilo Sexto te harán una ilusión loca, y si el tío Manolo te saca a bailar un pasodoble, allá que vamos. Bailar «la chica yeyé» con las amigas de tu madre, otro clásico.

Y ahí estamos los fotógrafos, en el baile de la boda, para que nadie olvide lo bien que lo pasaron ese día. Y lo bien que lo pasamos nosotros, porque toda esa algarabía y ganas de juerga que vemos a nuestro alrededor es contagiosa, y aunque a esas alturas ya estamos agotados físcamente, se nos van los pies también a nosotros en la pista de baile y nos dan ganas de bailar. 

Hoy os agradezco mucho haberos visto disfrutar, reír, dar saltos. Pronto volveremos a hacerlo. Todos. Me hacía mucha falta ver alegría entre tanta incertidumbre y tanto miedo. Pronto encontrarán la vacuna que tanta falta nos hace y saldremos a celebrarlo sin preocuparnos. Me abro un vinito para brindar por nuestra paciencia, nuestra resiliencia y por cumplir con lo que se espera de nosotros cumpliendo cada norma.

 

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